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jueves, 19 de enero de 2012

México Independiente

Había nacido, y considerando todo lo que parecía prometer: gobierno popular, rápido crecimiento económico, igualdad social, regeneración cultural, grandeza nacional y sobre todo, el fin del dominio de España; en el país, se inició una larga lucha por el poder, se trataron de imponer dos ideologías en un proyecto que aun era indefinido.
En la junta gubernativa que se formó a instancias del propio Agustín de Iturbide, compuesta de 38 miembros, figuraron entre otros el mismo Juan O´Donojú, aquel que el Rey de España había encargado el gobierno de la Colonia, el Obispo de Puebla Monteagudo, Ascárate, Espinosa de los Monteros, Guridi y Alcocer, Fagoaga, etc. La regencia, prevista en el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba, fue presidida por Iturbide y la integraron O´Donojú, Manuel de la Bárcena, Isidro Yañez y Manuel Velázquez de León.

Agustín de Iturbide, explicó en sus memorias que procuró reunir en la asamblea a los hombres de cada partido que gozaban de alta reputación. Esto no impidió que los grupos evidenciaran una profunda división al momento de elegir una forma de gobierno. Los europeos, principalmente españoles y los criollos de alta posición, manifestaron abiertamente su simpatía por la monarquía constitucional, proponiendo en primera instancia ofrecer el trono de México a Fernando VII.

Agustín de Iturbide

Fue preparando el terreno para su ascenso al poder. Su astucia política lo había logrado llevar a la cúspide de la fama, y la noche del 18 de mayo de 1822, un sargento del Ejército Trigarante, quizá ignorante, quizá rudo e impulsado tan solo por un arranque de simpatía personal arengó a las tropas y al pueblo a proclamar a Iturbide Emperador. Este acto de voluntad popular, hizo que el Congreso, en sesión, mediante una elección en la cual votaron 65 diputados de ochenta que había presentes de un total de ciento cinco, declarara a Agustín de Iturbide Primer Emperador de México, siendo coronado el 21 de julio de 1822 con el nombre de Agustín I.
Sus ideas con respecto a España se habían modificado profundamente, y es fácil entender que esto obedeció a sus propios intereses, los príncipes españoles y el ejército expedicionario eran la esperanza de sus enemigos, por eso la España venerada del Plan de Iguala se fue convirtiendo en los manifiestos de Iturbide, como en los de Hidalgo y demás insurgentes, en autora del ‘ominoso yugo’, de cuya inmensa pesadumbre estuvo agobiada por siglos la Nueva España.

La primera república federal

Se estableció el 31 de enero de 1824. Con el triunfo de los liberales se publicó el acta constitutiva de la Federación: aprobando el principio de la soberanía, el derecho de adoptar la forma de gobierno y leyes fundamentales que se estimaran oportunas, la religión católica como única, e intolerancia de otra cualquiera, gobierno republicano representativo federal, estados integrantes libres y soberanos, división de los poderes legislativos, ejecutivo y judicial, una cámara de diputados y otra de senadores, poder ejecutivo depositado en el individuo o individuos que la constitución señalaría, una Corte Suprema de Justicia; cada Estado se gobernaría a su vez por tres poderes deslindados.

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